LOS DERECHOS HUMANOS QUE PERDEMOS
El internet, como cualquier otro medio de comunicación, es un instrumento para ejercer el derecho a la libertad de expresión, cuyo contenido se encuentra en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH).

La Relatoría Especial para la Libertad de Expresión propone 4 principios básicos:
El Sin embargo, desde nuestra perspectiva, creemos que no se cuidan ni hacen efectivos estos principios.

Nos dimos a la tarea de desglosar cada uno de estos principios:

Acceso a Internet en igualdad de condiciones
En México nos encontramos en un entorno socioeconómico muy complejo en el que un gran número de personas no tiene acceso igualitario a las tecnologías.
Las empresas de contenidos controlan el acceso a ciertas plataformas, no obstante, debido a su gran penetración en el mercado, hace casi imposible que las personas usen alternativas más éticas (temas que hablamos más a fondo aquí).
Un ejemplo muy claro es Telcel, su contrato con Meta y otros oligopolios importantes. A simple vista, podría parecer que recibir estos servicios gratuitamente es una ventaja, pero no es así, provoca que el consumo mediático esté controlado, casi en su totalidad, por las decisiones de dichas empresas de contenido, lo que se conecta con el siguiente punto.
Pluralismo informativo
Las plataformas digitales privativas, al emplear algoritmos para gestionar la información, pueden restringir el pluralismo informativo en América Latina. Esta gestión algorítmica prioriza contenidos que maximizan la interacción del usuario, lo que puede conducir a la creación de burbujas informativas y a la difusión de desinformación. De acuerdo con la investigadora Cristina Pauner Chulvi, la falta de transparencia en el uso de algoritmos en medios y plataformas puede dificultar que el periodismo cumpla su función de vigilante de la democracia y contribuir a la difusión de desinformación, censura de contenidos y explotación ilegal de datos.
No discriminación
En la actualidad, garantizar un acceso a internet libre de discriminación enfrenta desafíos significativos debido a los sesgos de representación presentes en las plataformas digitales. Estos sesgos, derivados de algoritmos que reflejan y amplifican prejuicios sociales, pueden perpetuar desigualdades y limitar la diversidad de información accesible. Según Rodrigo Ramírez Autrán, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, la implementación de la inteligencia artificial en la sociedad puede provocar externalidades negativas, especialmente en grupos e individuos que carecen de acceso, o son segregados por los algoritmos, debido a características como el color de piel, la etnia o el género. Este escenario podría crear nuevas brechas digitales, sociales, políticas y económicas, exacerbando la discriminación en el entorno digital.
Privacidad de las personas
Este es un tema importantísimo que nos ha preocupado desde hace ya muchos años. Los procesos de recolección de datos (de los cuales hablamos anteriormente) pueden generar conflictos con el derecho a la privacidad, especialmente cuando se carece de una regulación adecuada que equilibre las libertades individuales con las necesidades de las grandes corporaciones.
Y a esta discusión quisiéramos sumar un par de preocupaciones más, las cuales también ponen en riesgo nuestros derechos humanos básicos

La vigilancia digital
Es decir, el monitoreo constante de nuestras actividades en línea (como búsquedas, clics, publicaciones y ubicaciones) con el objetivo de recopilar datos personales.
Estos datos se utilizan para alimentar sistemas de recomendaciones, modelos predictivos e inteligencias artificiales que personalizan contenido, predicen comportamientos y, en muchos casos, influyen en nuestras decisiones.
Es un proceso que opera de forma invisible pero constante, generalmente impulsado por plataformas digitales y algoritmos que buscan maximizar beneficios comerciales.

EL ESPIONAJE DEL ESTADO
La vigilancia secreta realizada por gobiernos para monitorear las actividades de individuos, grupos u organizaciones.
Esto incluye interceptar comunicaciones, rastrear ubicaciones y recolectar datos personales, muchas veces bajo el argumento de garantizar la seguridad nacional.
Sin embargo, en algunos casos, esta práctica puede vulnerar derechos fundamentales como la privacidad, especialmente cuando se lleva a cabo sin controles legales ni transparencia.

La censura de voces disidentes
Por último, nos parece muy importante mencionar otro fenómeno preocupante que ocurre en los entornos digitales privativos: la censura en Internet.
Este tema afecta a activistas, comunicadoras, comunicadores y muchas personas como nosotras que queremos hablar libremente de temas “incómodos” en los espacios en los que, como mencionamos anteriormente, tenemos derecho a existir e interactuar.


